Ya sabéis que me encanta la casa y también que me encanta teorizar… Así que esta vez he unido ambas inquietudes y he estado reflexionando sobre cómo debería ser la casa ideal.
Es algo que tengo en la cabeza desde hace tiempo porque llevamos ya meses pensando cambiarnos de casa. Sobre todo para tener algo más de espacio antes de la llegada del garbanzo… pero finalmente nos ha pillado el toro. Tendrá ya que ser después, más tranquilamente. Y, como dice siempre María Gallay de Organización del Orden, una mudanza podría ser una gran oportunidad. Y creo que en nuestro caso, si nos mudamos sería un gran momento para replantearnos nuestra casa. Así que en esas estoy.
Dando vueltas he llegado a la conclusión de que la casa ideal tiene que tener dos características fundamentales: ser funcional y agradable. Esto no es mucha novedad, ya Vitruvio, tratadista y arquitecto romano del siglo I a.c., habló de que los edificios públicos debían cumplir con los principios de firmitas (solidez), utilitas (utilidad) y venustas (belleza). En nuestro caso, el firmitas lo damos por hecho, porque no nos vamos a encargar de construir la casa pero las cualidades de utilidad y belleza me parecen muy rescatables.