Desde el viernes pasado, #yomequedoencasa. De hecho, desde es día, en mi familia ya estamos todos en casa. Hoy nuestra casa cobra como espacio un nuevo significado y no es sólo nuestro hogar. También es un colegio, una oficina, un gimnasio y un sitio de recreo. Me imagino que la de muchos de vosotros también.
Y es que las próximas semanas van a ser difíciles y extrañas para todos. Fundamentalmente por el estado anímico de preocupación ante esta crisis sanitaria tan desconocida para nosotros y la previsible crisis económica de derive de ella. Pero también por tener que estar todo el tiempo en casa sin salir y por no tener el acceso normal a los productos y servicios a los que estamos acostumbrados.
Van a suponer un cambio radical en nuestras rutinas y hábitos. En las personales y laborales/educativas por supuesto, pero también en las de la familia y la casa en general.
En estos días de caos e incertidumbre total es imposible planificar nuestras vidas porque cada día cambia el contexto en el que vivimos.
Y desde luego que va a ser muy difícil también planificar nuestros menús. De hecho, yo llevo varios años planificando el menú cada semana porque nos ayuda muchísimo en la organización doméstica y familiar y en este contexto ni me lo he planteado.