Mi lenteja ya tiene dos mesecitos. Las cosas van cambiando: ya nos deja dormir alguna hora más del tirón, ya volvemos a tener la rutina de las comidas más organizada después de las semanas que estuvimos totalmente descordinadas y hace un par de semanas me dieron el alta del puerperio. Creo que es hora de pensar un poquito en mi recuperación posparto.
Es hora de pensar en quitarme los kilos que no eran del embarazo sino de dedicarme a catar cruasanes en cada ocasión que podía (por cierto, tengo pendiente un post de los mejores cruasanes que he descubierto en mis periplos). Y también de que la tripa, que llegó a medir 108 centímetros de envergadura, ahí es nada, vuelva a su lugar original.
Recordemos que así estaba yo a los 7 meses y medio del embarazo así que imaginaros cómo acabé a los 9 meses. Pero claro, mi lenteja pesó casi 4 kilos al nacer…
Y no me puedo quejar porque me he quedado bastante bien. Sólo tengo que perder 3 kilos, bastante accesible. Lo más difícil es quitarme los 8 centímetros de cintura (volver de 79 a los 70-71 que solía tener) y quitarme también otros tantos centímetros a la altura de las caderas (de los 103 que estoy ahora a mis antiguos 96). Menos mal que el pecho también crece y por lo menos ayuda a mantener la proporción 🙂
La verdad es que después de haber estado muchos meses como un auténtico tonelillo, os confesaré que a pesar de los centímetros de más ahora me veo tipín. Pero esa es precisamente la trampa. Que te acostumbras a tus nuevas redonceces, se establecen los kilos y centímetros tan a gustito y ya se quedan en la base para el siguiente embarazo o las siguientes navidades. Y así, un suma y sigue. Pero bueno, lo de que llegue el verano y pensar en ponerme el bikini siempre ayuda…
Por eso, quiero tomármelo en serio y ponerme manos a la obra. Y, os preguntaréis, ¿por qué no replicar la Operación Pibón del año pasado? Porque amigas, aunque tengamos el alta, eso no quiere decir que podamos hacer de todo. Y menos con la lactancia. De hecho, con la lactancia, hay multitud de cosas que no se pueden hacer. Así que algunas cosas si las repetiré pero otras las tengo que cabmiar.
Por ejemplo, había pensado salir de nuevo a correr, pero para asegurarnos de que hemos recuperado totalmente el suelo pélvico, mejor esperar antes de empezar con un deporte de tanto contacto.
También me había guardado un dinerito para unas sesiones de mesoterapia porque por experiencia de amigas cercanas, es lo que mejor funciona para reducir volumen pero resulta que como consiste en pequeñas infiltraciones con productos homeopáticos no lo recomiendan durante la lactancia porque no se sabe si puede afectar a la constitución o sabor de la leche.
He ido a varios centros a informarme y al parecer el electrofitness -sí los ejercicios que se hacen con los trajecitos estos de electroestimulación que te van dando calambrazos según vas haciendo sentadillas, pesas y demás- es estupendo también para reducir celulitis y volumen en zonas localizadas. Pues resulta que tampoco se debe hacer durante la lactancia porque como es un ejercicio muy intenso puede cambiar el metabolismo y también afectar a la producción o sabor de la leche.
Con todas estas limitaciones, he seguido investigando y al final he diseñado el siguiente plan.
Plan para mi recuperación post-parto
- Hidratación y comer sano como en la Operación Pibón.
- Tonificar: sí, pero con un ejercicio que está específicamente recomendado para ayudarnos a recuperar tono y perder volumen en la barriga: los abdominales hipropesivos.
- Cardio: seguir con la natación que tanto bien me hizo durante el embarazo. Es un ejercicio muy apropiado para la recuperación porque activa todos los grupos musculares pero no impacta el suelo pélvico.
- Cosmética: sí, pero utilizando productos que están indicados incluso con la lactancia.
Os iré contando todos los detalles y mis progresos. ¿Os apuntáis a esta operación recuperación postparto?