Compartir mesa con amigos es sin duda alguna de lo que más me gusta hacer con mi tiempo libre. Pero si a ese plan le sumas aprender cosas nuevas, cocinar y luego degustar, se convierte en “el plan 10”.
El otro día tuve la suerte de que mi amigo Íñigo me invitara precisamente a eso: cocinar con amigos, junto a nuestros respectivos y otras 3 parejas amigas más. Asistimos a una masterclass genial de María C. para aprender tres grandes recetas, tomar un vinito rico y cenar lo que habíamos cocinado.
Da la casualidad de que yo, hace ya unos 5 años, fue a clases de cocina con María. Durante esa época, de mucho trabajo, fue una gran motivación entre semana. Salir pitando de la oficina los miércoles con mi amigos Ana y Mikel e irnos a olvidarnos de todo y alimentar nuestra culturilla culinaria con las clases de María, un vinito y algo de buena música. Además de buenas recetas, ricas y resultonas, María es muy animada y hace que la clase sea no sólo interesante, también súper entretenida.
En esta ocasión, empezamos con un aperitivo de lujo que bien podría haber sido ya la cena. Tomamos jamón del bueno (no hay nada mejor), unos quesitos franceses deliciosos, unos espárragos a la plancha y el aperitivo para sorprender, gambas envueltas con masa cataifi y servidas con mayonesa de soja.
Y después, nos pusimos con la clase en sí. De primero, un tartar de atún con salsa kimuchi y huevas de pez volador. ¿No sabéis lo que es la salsa kimuchi?. Pues yo tampoco lo sabía. Es una salsa picante japonesa a base de verduras y con guindilla, cebolla y ajo para darle el toque picantito. Está bastante concentada así que es conveniente mezclarla con mayonesas u otras salsas. A esta receta le da un punto muy bueno porque el atún crudo un poco picante sabe muy bien. ¡Quedo así de bonito, además de riquísimo!
De segundo, un falso risotto de trufa. Genial aprenderlo porque así ya puedo hacer una falsa receta, ahora que está tan de moda… Estaba echando de menos claramente una receta de este estilo en mi repertorio 🙂
Se trata de un falso risoto porque lo hicimos con pasta en vez de con arroz. La pasta que utiilizamos se llama puntalette aunque también la podéis encontrar como piñones en marcas españolas. La gran ventaja es que el punto de la pasta es más fácil que el del arroz. Así que ya sabéis, si se os resiste el risotto probar con esta técnica. Yo hice el otro día una receta típica del Veneto, risotto de guisantes con jamón con esta pasta y me quedó perfecta.
Y para terminar, unas tartitas de manzana con salsa de toffee. Yo ya tengo una receta muy buena de tarta fina de manzana de mi hermano (que por cierto acabo de pensar que debo compartirla como otra de las recetas con herencia) pero María me dio una idea que voy a introducir sin duda en la mía: usar hojaldre fresco en lugar del comprado en el súper. Hacerlo en casa es casi imposible (por lo difícil y laborioso que es) pero se puede comprar en algunas panaderías (seguramente más fácil las de mercado u otras que tengan horno propio). Yo no tenía ni idea. Claro, el sabor final no tiene nada que ver. ¡Delicioso!
¡¡Quiero repetir ya!! Y si vosotros queréis organizar un planazo como este, poneos en contacto con María. Estoy segura de que os encantará. Podéis llamarla al 670430233. ¡¡Plan 10 para cocinillas!!