Trujillo es la ciudad de origen de parte de mi familia y también el lugar en el que me casé. Guardo un montón de recuerdos maravillosos asociados a este lugar, así que no puedo ser del todo objetiva cuando hablo de él pero os diré que no soy sólo yo, todo el mundo que hace una vista a Trujillo, vuelve encantado.
Para los que no la conocéis, sólo unos pocos datos para que la ubiquéis: Trujillo es una pequeña población de Cáceres, Extremadura. Cuenta con unos 10.000 habitantes y se eleva en una colina de granito situada a 250 km. de Madrid, camino de Lisboa.
Es un importante emplazamiento histórico. Paseando por sus calles podréis ver muestras de épocas y estilos artísticos tan distintos como la alberca y el castillo de la época árabe (s X-XII d.C.) o la Iglesia de Santa María de estilo románico (siglo XIII).
Sin embargo, Trujillo es fundamentalmente una villa medieval. La mayor parte de sus monumentos son casas-palacio del s. XV y XVI, época de la conquista de América en la que la ciudad vivió su máximo esplendor. Trujillo fue cuna de grandes conquistadores como Francisco Pizarro, conquistador del Perú, y Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas.