Muchos ya llevamos un año teletrabajando. Bueno, los primeros meses, no se pueden contar como tal, porque como os comentaba en su momento en este artículo que me publicaron en el abc: “mas que teletrabajo, estamos llevando un extenuante ejercicio de multitarea”. Pero desde que volvieron los niños al cole, si podemos decir que estamos experimentando el teletrabajo de verdad.
En estos meses, ya todos hemos vivido las ventajas del teletrabajo: evitar desplazamientos -una gran ventaja sobre todo para los que viven muy lejos de su oficina- e idealmente con ese tiempo que ahorras poder aprovechar para hacer deporte u otra cosa que nos guste, tener algo más de flexibilidad para hacer alguna gestión al lado de casa que de otra manera se haría mucho más complicado, y poder comer en casa y, si coincidimos con otros miembros de la familia, hacer más vida en familia.
El teletrabajo por tanto tiene muchas cosas buenas pero también tiene su parte negativa. Estos meses hemos leído mucho cómo el teletrabajo puede hacer que trabajemos horarios más largos, que no podamos desconectar, la sensación de estar en una rueda de hámster siempre en el mismo sitio… y al final acabe generando más estrés. Sin contar con los gastos en fisio por las malas posturas al no tener un sitio bien habilitado en casa.
A mi, que además me está coincidiendo con una época de mucha carga de trabajo, estos últimos meses, he de reconocer que estoy viviendo bastante esa cara B del teletrabajo: recibo más mails y llamadas a deshora, el tiempo que gano por evitar los desplazamientos, lo utilizo para ponerme antes a empezar a sacar temas…
Por eso he hecho una parada para pensar. Esta forma de trabajar es nueva y, como tal, requiere de nuevos hábitos y también de una buena dosis de disciplina.
Os comparto los hábitos que estoy yo misma intentando poner en práctica para evitar las desventajas del teletrabajo y aprovechar sólo lo positivo:
La separación de espacios ayuda a la separación de facetas (la laboral y la personal o familiar), por eso ir a la oficina nos ayuda en este sentido. Para lograr el mismo efecto, en casa debemos intentar también diferenciar los espacios. Los que tengan la suerte de tener una habitación o una zona donde poder montar el lugar de trabajo, fenomenal. Pero para la mayoría que no tenemos ese espacio, los que tenemos que usar una mesa de un espacio compartido como el comedor o del dormitorio, es importante que tratemos de crear esa diferencia de espacios.
¿Cómo?, por la mañana monto la oficina: pongo el ordenador, el cuaderno, el teléfono, etc y cuando termino de trabajar, lo retiro y vuelvo a convertir la mesa en comedor: pongo el mantel, el frutero, etc. Para mi que trabajo en mi habitación es fundamental. Lo de ver el ordenador cuando me voy a dormir claramente no me ayuda a estar con la cabeza más tranquila.
Los horarios nos ayudan a desconectar: Es verdad que es muy cómodo cuando teletrabajas un día poder aprovechar para hacer algo de la casa que normalmente no tienes tiempo y luego completar el horario laboral por la noche. Cuando es algo puntual, está bien, es aprovechar la ventaja que nos da el teletrabajo. Pero si lo hacemos continuamente, vamos a empezar una dinámica de no-horarios que al final nos va a impedir desconectar. Vamos a estar siempre pensando que tenemos cosas pendientes, que luego nos tenemos que conectar otro ratito, etc. Por eso es bueno tener una disciplina y unos horarios de empezar y acabar la jornada laboral, despertarnos y arreglarnos igual que si fuéramos a trabajar e intentar cerrar el ordenador a la hora que acabar.
Respetar los horarios del resto, piensa en los demás: Tu flexibilidad no tiene porque suponer ampliar el horario de la gente con la que trabajas. Si tú un día has aprovechado para hacer algo y te quedas luego más tarde, que eso no afecte a los demás. Es decir, déjate para luego el trabajo que sea individual: un informe que tengas que preparar, documentación que tengas que leer. Pero que no suponga que tengas que llamar luego a alguien a las 7:00 de la tarde o mandar un mail a última hora que otro se lo tenga que leer por la noche.
Genera una nueva rutina de pausas: Parar de vez en cuando para descansar antes de seguir trabajando es muy positivo y necesario. Es como cuando vamos conduciendo y nos recomiendan parar cada dos horas para estirar las piernas, beber algo, etc. Pues trabajando igual. En la oficina esto sucede de forma muy natural, te coges un café, te acercas a hablar con un compañero, alguien te comenta algo, etc. Pero en casa puede suceder que suceda de forma natural… En este sentido, es bueno generar nuevas rutinas. Parar y ponerte un te a las 11:30, llamar a un amigo o a tu madre 1o minutos, bajarse a tomar un café o simplemente bajarse a tomar un poco el aire y aprovechar para comprar el pan. Yo,
Crea tu Feierabend personal. Un nuevo ritual para acabar el día: El otro día leía un artículo de la BBC que hablaba de esta palabra alemana, que significa más o menos el momento en el que pones fin a la jornada laboral o desconectas del trabajo. Salir a dar un paseo, cambiarse de ropa, leer un poquito, ponerte música, algo de ejercicio o incluso unos bailes puede ser un buen ritual para dar comienzo a la jornada personal y familiar.
Y vosotros ¿cómo estáis viviendo el teletrabajo? ¿algún hábito interesante que queráis compartir? ¿Estáis aprovechando sus ventajas y sois capaces de evitar las desventajas del teletrabajo? Me encantaría que me contárais.