Es muy importante encontrar momentos a lo largo del año para reflexionar sobre nuestras vidas: ¿cómo nos encontramos? ¿qué queremos conseguir? ¿qué podemos mejorar? Uno de los momentos más comunes de reflexión es el cambio de año. Parece que al empezar un año nuevo nos encontramos con una nueva oportunidad para empezar de 0, con una hoja en blanco… Y todos nos ponemos como locos a pensar y redactar los famosos propósitos de año nuevo.
Así que, si las miles de fiestas familiares, rosconadas, cenas con amigos y demás os han dejado un ratito para pensar, bienvenido sea. Yo hice la reflexión hace un par de meses y hoy he aprovechado para refrescarla.
Antes de empezar con el siguiente, he pensado en el año que ha pasado. Y me he sentido muy orgullosa. Repasando los própositos del año pasado (que compartí con vosotros en este post), veo que he cumplido con creces… 🙂
El 2014 ha sido un gran año: he disfrutado muchísimo junto a mi marido día a díaempezando a constuir nuestra vida juntos, he lanzado dommuss, he pasado momentos geniales y compartido grandes experiencias con mi familia y amigos, he bailado en mis clases de zumba y de sevillanas (¡cómo las echo de menos!), he hecho deporte (¡hasta he conseguido correr, que jamás antes había sido capaz!) y he estado tranquila, contenta y disfrutando de todo ello. Por supuesto, para conseguir todo esto, he tenido que superar momentos de frustación y tomar decisiones difíciles pero… eso es vivir, ¿no?
También he pensado en el año que empieza. Para el 2015 no he hecho propósitos. Y no es que no tenga cosas que mejorar o proyectos que acometer pero tengo ya encima de la mesa tantas cosas tan importantes para este año que no es realista proponerme cosas nuevas.
Tantas cosas me depara el 2015 que tengo una mezcla de vértigo y emoción inmensa: en dos meses nace ya “lentejita” (madre mía, ¡no falta nada!, me tengo que poner las pilas con la preparación del nido), estoy en pleno lanzamiento de dommuss y tengo que darle un empujón imporante y por supuesto que quiero seguir disfrutando con mi marido y continuar cuidándome para estar a tope y poder disfrutar de grandes momentos con mi familia, amigos y nuevos proyectos.
Así que en vista de que no iba a hacer propósitos, he aprovechado para ordenar mi cabeza y establecer un orden de prioridades para este año. ¡Os aseguro que no ha sido fácil! Una vez aclaradas, he escrito las prioridades en un papel y en un módulo privado en dommuss para tenerlo siempre presente a lo largo del año. Así, cuando tenga una época un poco frenética con mil cosas que hacer sin saber por dónde empezar, puedo recurrir a mi lista y decidir más fácilmente por dónde tirar.
Y vosotros, ¿empezáis con ganas el 2015? ¿Habéis tenido tiempo para reflexionar?