Soy una persona muy organizada. Estoy segura de que si le preguntáramos a la gente que me conoce y, sobre todo, si han estudiado o trabajado conmigo, la organización sería una de mis facetas que más destacarían. Me encanta ser así porque creo que la organización me aporta mucho en mi día a día. Desde mi punto de vista, son muchos los beneficios de ser organizado u organizada:
- Me aporta tranquilidad: fundamentalmente porque me evita en parte la sensación de estarme olvidando de algo constantemente (luego os contaré pero soy muy despistada), y además porque sé que voy a encontrar algo cuando lo necesite (típico papel que te pide Hacienda en junio de 2015 y que es de febrero de 2014, ¡¡horror!!);
- Disfruto más de mi familia, amigos y aficiones: porque al estar más organizada, gestiono mejor el tiempo y saco ratos para dedicar a los que más me importan o con los que mejor me lo paso.
- Disfruto más de mi casa: porque vivo en una casa ordenada, organizada y armónica.
- Disfruto más de mis vivencias: porque puedo saborear mis recuerdos seleccionados y bien guardados;
En definitiva, me hace el día a día más fácil y agradable porque me ayuda a ir más tranquila y tener más tiempo para disfrutar.
A veces me pregunto por qué soy tan organizada. Y he llegado a la conclusión de que en gran medida se debe a tres factores.
Primero, porque lo he promovido mucho porque soy una persona bastante despistada. Por regla general, si has tratado conmigo pero no hemos tenido una relación muy estrecha, te extrañarás mucho con esta afirmación. Sé que no doy nada la sensación de ser una persona despistada pero eso es porque mi despiste lo compenso con altas dotes de organización. Pero sí, soy la típica persona que más de una vez a perdido la cartera, que ha salido varias o muchas veces de casa sin las llaves… e incluso, lo reconozco, sin cerrar. En la universidad, mi amiga Paloma, me decía que tenía que llevar un post-it pegado en la frente para recordar lo que llevaba encima y no dejarme los apuntes o cualquier otra cosa en el bar del desayuno, como me pasó más de una vez.
Yo creo que la mayoría de las veces estoy tan absorta en mis pensamientos, que no soy capaz de pensar en esas otras cosas. Claramente no soy de las que pueden hacer varias cosas a la vez.
En segundo lugar, porque soy una firme convencida de que el orden exterior influye en el orden interior, ya os lo contaba cuando hablábamos del libro la magia del orden. Es decir, yo me encuentro mucho más tranquila, serena y equilibrada si mis cosas están ordenadas y organizadas.
Tener las cosas ordenadas es el primer paso porque ayuda a que visualmente haya un entorno más limpio, desahogado y armónico. Y qué mejor que estar en una ambiente así. Pero no sólo me gusta el orden y equilibrio visual, quiero que también exista una organización real. Si tengo un taco de un montón de papeles que tengo que clasificar dentro de un cajón, genial, porque no lo veo, y la habitación definitivamente respirará ese ambiente más armónico. Pero me sentiré mucho mejor si están los papeles cada uno guardados en su carpeta correspondiente por si en algún momento necesito consultar el papel. Al igual que estoy más tranquila si sé que tengo planificada la semana y que no voy a tener que estar improvisando en cada minuto, corriendo de un lado para otro o quedando mal si me he olvidado una reunión. Yo creo que esta sensación de tranquilidad con el orden es algo muy instintivo y que en alguna medida, a todos nos pasa aunque no a todo el mundo le afecta por igual. Hay gente que claramente son capaces de navegar mejor entre el caos del desorden.
Por último, creo que soy organizada porque lo he aprendido. En este caso de mi padre y he visto que a él le funcionaba. Ya os conté por las redes sociales un ejemplo de su orden cuando os enseñaba uno de los informes de todas mis visitas al pediatra que minuciosamente mi padre fue clasificando. Y así con todo. También tengo todas mis notas guardadas, todas, desde las evaluaciones que nos hacían en preescolar; tengo mi carpeta de cuando preparamos la solicitud para irme a estudiar a EE.UU., etc. Y yo, que crecí con este sistema de clasificación, lo incorporé. Y guardo los trabajos del colegio de los que más orgullosa me siento, mis apuntes que realmente son un tesoro (como los de historia del arte de C.O.U) e incluso un álbum de fotos de cada año desde BUP hasta fin de la carrera.
¿Cómo lo veis vosotros? ¿Os sentís reflejados? ¿Os importa el orden y la organización? ¿Lo lográis? Me apetecería mucho saber cómo lo veis para poder ir orientando los próximos artículos que quiero escribir sobre esto.
¡Ay madre! claro que lo comparto, hasta el último comentario, pero no es fácil si no se nace, aunque se pueden mejorar mucho las cosas si se intenta con ganas.
Claro que sí Chelo. ¡¡Esa es la actitud!! Yo intentaré daros trucos para ayudarnos en esta dura tarea de la organización. 🙂
Hola Rita me encantaria ser como tu o al menos conseguir un 10% de lo que tu logras, yo ya soy mayor aun asi me encanta seguirte y he ir aprendiendo un poco mas
Gracias por tus consejos
Hasta pronto!
Muchas gracias a ti, María Antonia, por seguirme y por tus cariñosas palabras. Si hay de algún tema que te apetecería que tratara, dímelo. Un abrazo,
Rita