Hace dos días, el 15 de mayo, se celebraba el vigésimo aniversario del día internacional de la familia declarado por la ONU. Con este motivo y pensando en las familias de hoy en día, propongo hoy una reflexión sobre la conciliación de la vida familiar o personal y la vida laboral. Considero que debe ser aproximada desde la óptica familiar: la conciliación familiar.
Es un tema que siempre me ha inquietado, desde que a los 25 años deje un despacho internacional de abogados porque no lo veía compatible con el estilo de vida que quería llevar hasta hoy que he dejado todo para lanzar dommuss y así intentar ayudar a las familias a organizar su día a día. Y es que considero que la gestión de la vida familiar y la conciliación son cada día más relevantes.
Hoy en día no basta con ser un buen trabajador -como antiguamente era suficiente para los hombres- o ser una buena ama de casa y pilar familiar -como solía ser lo normal para las mujeres. Hoy, tanto hombres como mujeres, queremos estar al día de la tecnología, ser buenos padres, hermanos e hijos, progresar en nuestra carrera profesional, pasarlo genial con los amigos y estar ahí cuando lo necesitan, cultivar aficiones, leer y estar informados, ayudar a la sociedad en la medida de lo posible como voluntarios, hacer deporte, y un largo ectécera.
Tenemos más opciones pero ¿sabemos elegir?
¡Es maravilloso!, ¿no creeis? Quiere decir que cada vez tenemos más opciones. Es decir, tenemos más libertad y más capacidad de elegir. Un gran avance, sobre todo para las mujeres Pero también es verdad que aunque tenemos más entre lo que escoger, no siempre somos capaces de decidir.
Señores, les voy a desvelar algo: es imposible hacerlo todo. Igual alguna época se consigue, cuando se es joven, se tienen muchas energías y pocas responsabilidades… O incluso en cualquier etapa de la vida cuando algo que te motiva mucho y puedes con todo. Pero no nos engañemos, de forma continuada es imposible: las horas del día son finitas y nuestra energía también.
La otra opción es que los demás es decir, nuestros jefes, nuestros padres, nuestras parejas- decidan por nosotros… ¡No mola!. Mejor, coger el toro por los cuernos y elegir nosotros cómo queremos organizar nuestra vida y nuestra familia.
La familia es como un equipo
Lo que yo creo que tiene sentido es considerar la familia como un equipo. Como se hace en el trabajo. Por ejemplo, a todos nos parecería absurdo que en una pequeña empresa de tres personas las tres se dedicaran a hacer la contabilidad, a ir a ver a clientes y a ocuparse de la producción. Normalmente, se analiza el trabajo que hay que hacer y se reparte en función de los recursos disponibles, las capacidades y la experiencia. Y lo que no se sabe hacer o es menos importante, se externaliza o no se hace.
versión de la foto de Nemo via Pixabay
¿Por qué no lo hacemos así en las familias? ¿Por qué no vemos qué es lo que se necesita, quién está capacitado para hacerlo y se reparten las tareas de forma objetiva y con sentido común? Esto propone Anne Marie Slaughter en una conferencia que dio para TED titulada Can we have it all?, ¿Podemos tenerlo todo?”.
En su ponencia básicamente expone que en la familia, desde que existe, hay dos roles fundamentales: breadwinning -el que trae el pan- y caregiving el que cuida o da cariño. Que antiguamente estas dos tareas estaban claramente asignadas: el hombre tenía el rol de proveer alimento y la mujer de cuidar a la familia. Nos cuenta también que poco cambió en esta estructura hasta la revolución femenina en la que la mujer se incorporó al mundo laboral y por tanto también adaptó el rol que antiguamente era sólo propio de los hombre.
Una revolución humanística
Anne Marie Slaughter aboga por una nueva revolución, una revolución humanística, para que el hombre, si lo quiere y así lo decida, también pueda dedicarse al rol de cuidar a la familia. Sólo unos pocos han dado este paso y hoy en día las tareas del cuidado de la familia recaen generalmente sobre la mujer (la trampa de la revolución feminista hemos cogido más responsabilidad sin soltar la que teníamos).
Yo estoy totalmente de acuerdo con lo que propone Slaughter y añado algo más. Creo que por la sofisticación en la que vivimos, hay tres tareas necesarias hoy en día para mantener una familia: los dos que ella menciona: traer sustento, proveer cuidado y además un importante rol de gestión del día a día. Gestión pura y dura.
En casa, no sólo se trata de ser un pilar y apoyo emocional y tener la familia cuidada. Es decir, no sólo se trata de escuchar, ayudar, abrazar y besar, que ya es mucho. También hay toda una tarea de gestión para que la maquinaria siga en marcha: planificar los menús semanales y hacer la compra pertinente, logística de llevar a uno a un lado y al otro a otro, mantenimiento de las infraestructuras (revisiones del coche, alta del adsl, reparción del aspirador ). Una casa, una familia, implica mucho trabajo de gestión.
La conciliación familiar. Un modelo para cada familia
Por eso yo creo que de cara al futuro, lo que tendría sentido es plantearse la conciliación no a nivel personal sino familiar: creo a la hora de juntarse en pareja y formar una familia se debería analizar el trabajo que hay que hacer y repartirlo en función de los recursos disponibles y de las capacidades y experiencias de cada uno. E ir haciendo revisiones a lo largo de la vida.
A lo mejor para una familia tiene más sentido que trabaje la mujer porque tiene mucho más potencial para ganar dinero. Para muchas familias en cambio, tendrá sentido que trabajen los dos y externalizar parte de las tareas de cuidado y de gestión. Para otras, a lo mejor la estructura que encaja es trabajar a media jornada y repartirse el resto. Las combinaciones son infinitas y dependerán de cada caso.
Sea como sea cada familia, promovamos la nueva revolución humanística y repartamos todas las tareas, todas, como tenga más sentido.
P.D. Puedes leer todos nuestros post sobre conciliación en nuestra sección dedicada a este tema.