Foto de Juan Barte para Picnic.
Cada vez sois más los que me escribís y me cortáis que estáis usando dommuss no para un entorno doméstico (pareja, familia, compañeros de piso…) sino para vuestro trabajo. Sobre todo pequeñas empresas o grupos de trabajo. Por eso he pensado dedicar una sección del blog a la organización en el trabajo.
El post de hoy inaugura esta sección. Al final la filosofía que hay detrás de dommuss, la productividad slow, o lo que es lo mismo, conseguir ser más productivos para tener más tiempo para disfrutar, no para seguir cargándonos de responsabilidades, es directamente aplicable al trabajo también. Y aunque esto lo estamos cubriendo bastante en Organización Personal, en esta sección dedicada a la organización en el trabajo aprovecharemos para profundizar en otro temas que sólo tienen lugar en el entorno laborar.
Hoy quiero hablar de un gran tema: el buen jefe.
De las características que tienen que tener según mi punto de vista. La verdad es que la empresa en la que trabajaba antes se formaba mucho en este sentido y además he tenido la suerte a lo largo de mi carrera de tener varios buenos jefes… y algún otro menos bueno, que también ayuda para saber qué es lo que no se debe hacer. También he gestionado gente y equipos y he aprendido mucho de cada experiencia.
Analizando todo lo que he leído, aprendido y experimentado sobre esto de gestionar equipos, finalmente creo que las características que un buen jefe debe tener y que yo misma me intento aplicar, son las siguientes:
Definir el objetivo y marca el camino
El buen jefe es el encargado de decidir a dónde se quiere llegar y qué estrategias y plan de acción se van a llevar a cabo para conseguirlo y también en el marco que se puede mover la gente de la organización para lograrlo. Desde mi punto de vista, este es el papel más difícil y más importante que tiene el jefe. Normalmente se requiere de una gran capacidad estratégica y de planificación para poder tener claro el siguiente destino y el camino que la organización tiene que recorrer para alcanzarlo.
Sumar a todo el mundo en el barco
El buen jefe debe servir de inspiración para su equipo. Tiene un papel evangelizador importante. Una vez que tiene claro el objetivo y la hoja de ruta, debe intentar conseguir que la gente se una a la causa. Y lo tiene que hacer desde la inspiración, convenciendo a la gente, con didáctica, repitiendo su mensaje hasta que cale y esté claro.
Es verdad que la gente puede hacer caso a su jefe por miedo o por necesidad pero, en estos casos, a la mínima que tengan oportunidad, abandonarán el barco. En cambio, cuando la gente está convencida con una causa, su aportación va a ser mucho más sincera y profunda.
Servir de ejemplo
Otro papel fundamental. Como mejor se lidera es con el ejemplo. Si un jefe consigue todo lo anterior, tiene muy claro a dónde hay que ir y convence a su equipo para que le acompañe pero luego actúa de forma incoherente con su mensaje, pierde toda credibilidad.
Ser generoso para hacer crecer a su gente
El buen jefe permite a su gente desarrollarse, permite a su gente brillar. Aunque a veces le resultase más fácil que no evolucionaran, que se quedaran como están porque le resuelven muchísimas cosas, el buen jefe disfrutar viendo crecer a los suyos, aunque esto a veces suponga que acaben volando solos.
Aquí es importante que el jefe marque objetivos claros a cada persona y que luego le de feedback y le haga evaluaciones para que sepa cómo va. Ah, y recordad, si sois jefes, el feedback positivo en público, el negativo, en privado 🙂
Conocer al equipo, sus capacidades, necesidades y motivaciones
Las personas de una organización es lo que hace que los planes se pongan en marcha, que las estrategias cobren vida, que las cosas pasen. Y las personas somos complejas, pasamos por muchas distintas etapas en nuestra vida y tenemos muchas facetas (como empleados, como padres, como amigos, como hijos, como alumnos, como aficionados, etc). Para sacar el máximo partido a cada uno lo mejor es entender cuáles son sus capacidades, sus necesidades y sus motivaciones para buscar el punto en el que esa persona pueda aportar lo máximo al proyecto y vice versa, la empresa pueda aportar lo máximo a la persona.
Ser buena persona
Al final esto es importante para todo, ¿no? Claramente los mejores jefes además de buenos profesionales son buenas personas. Porque al final una persona inclusiva -que incorpora a todo el mundo-, coherente -alineada con lo que piensa, lo que dice y lo que hace-, e interesada genuinamente por las personas de su equipo más allá de la función que desarrollan, es una buena persona.
En definitiva, como reflexionábamos en uno de los proyectos en los que colaboré como consultora el año pasado, el buen jefe, el buen líder es como un faro que marca el destino. A lo que yo añado, como faro también ilumina el camino y hace brillar a su equipo.
Y vosotros, ¿tenéis vuestro propio listado de las características de un buen jefe? ¿Habéis tenido la suerte de tener buenos jefes en vuestros trabajos? ¡Espero que sí! Y si no, pues mandarles este post, a ver si ayuda 😉