Ya el otro día inauguramos la sección de recetas con herencia para conmemorar todas esas recetas que son especiales en una familia y que merece la pena conservar. Hoy os traigo una una receta propia del verano: un pastel de bonito. Es una receta que me ha enseñado mi madre pero que en realidad es de mi abuela paterna. Así que es totalmente una receta heredada.
Septiembre es el mes de la vuelta al cole por excelencia. Así que me imagino que ya estaréis todos con la lista de las cosas que hay que hacer:comprar uniformes y chandales, comprar libros y forrarlos, preparar material escolar y preparar la logística familiar para este nuevo curso.
¡¿Qué tal?! ¿¿Ya de vuelta?? Yo sí, y vengo con las pilas cargadas para, después de un par de semanas de descanso, retomar con energía el blog. Además, hemos estado trabajando en novedades de dommuss que espero poder contaros muy pronto. ¡Tengo unas ganas!
Este verano al final de alguna comida nos ha entrado nostalgia y nos hemos puesto a recordar los polos y helados que nos encantaban cuando éramos pequeños. El polo Popeye por ¡¡¡¡25 pesetas!!!! (suena a broma hoy en día), el mikolapiz (mi preferido), el colajet, el frigopie (el mejor helado del mundo según algunos), el twistter, el superchoc…. ¿Alguno otro que nos hayamos olvidado?
Hace un par de meses mi amiga Diana volvió de Argentina y me trajo de regalo un bote de 500 gr de delicioso dulce de leche artesano. Como estaba en plena #OperaciónPibón no podía permitirme dejar esa tentación en la nevera para comérmela yo solita… ¡Tenía que compartir esas calorías tan deliciosas!