Este verano al final de alguna comida nos ha entrado nostalgia y nos hemos puesto a recordar los polos y helados que nos encantaban cuando éramos pequeños. El polo Popeye por ¡¡¡¡25 pesetas!!!! (suena a broma hoy en día), el mikolapiz (mi preferido), el colajet, el frigopie (el mejor helado del mundo según algunos), el twistter, el superchoc…. ¿Alguno otro que nos hayamos olvidado?
Otro helado mítico de antaño son los limones helados, que posteriormente una época fuero relegados sólo a los restaurantes chinos y que ahora son muy difícil de encontrar. Pero teníamos ganas de uno así que nos hemos puesto manos a la obra.
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Hemos partido de la receta de Directo al Paladar. No es difícil pero requiere estar pendiente bastante tiempo mientras se va congelando.
Ingredientes
- 250 ml. de zumo de limón. Este es el ingrediente importante. Los limones, cuanto más frescos mejor. Nosotros hemos conseguido unos riquísimos de la huerta de una de las fruteras del mercado. Los limones más naturales tienen un frescor y una acidez especial.
- 200 gr. de azúcar. Nosotros aquí en la playa no teníamos peso así que he calculado con la tabla de equivalencias de repostería de Chispitartas que más o menos equivale a 200/210 ml de azúcar
- 250 ml. de agua
- 2 claras de huevo
?Preparación
Primero, hay que preparar bien los limones. Se quita la parte de arriba que se conserva porque luego será la tapa y también se corta un poquito por abajo para que luego se queden de pie y se puedan comer más cómodamente. Luego, se vacían. Es preferible empezar primero con un cuchillo y luego continuar con una cuchara para no cortar sin querer la cáscara. Cuando ya hayáis quitado todo lo que podáis, con el cuchillo y luego con el dedito intentáis alisar el resto de pulpa que queda pegada a las paredes.
De toda la pulpa de los limones, con un colador fino, se extrae el zumo y se reserva.
En un cazo se prepara el almíbar mezclando el agua con el azúcar y dejándolo cocer suavemente durante unos minutos. Se mezcla el zumo con el almíbar y se deja en el congelador unas 4 horas hasta que este semicongelado. Entonces, se montan las claras bien duritas (sin azúcar adicional) y se mezclan con el granizado de limón.
Como la clara pesa mucho menos que el granizado es imposible mezclarla del todo en ese momento. Así que se mezcla todo lo bien que se pueda y se vuelve a meter en el congelador un par de horas. Pasado ese tiempo, ya estará todo más duro y se podrá mezclar perfectamente.
Se introduce la mezcla en los limones y se dejan congelar hasta que se vayan a comer.
¡Ya está! Un postre riquísimo, refrescante y sin grasa. ¿Os animáis a probarlo?