El dinero es una herramienta útil en la sociedad. Nos sirve para intercambiar productos y servicios de forma muy muy sencilla.
Nos sirve también para tasar y por tanto comparar cosas. Pero el dinero tiene sus propias reglas que influyen en cuánto cuestan las cosas. Hay dos factores que influyen mucho en cómo el dinero tasa bienes o servicios:
- La escasez y accesibilidad: las cosas menos disponibles o de más difícil acceso son las más caras y las más abundantes o accesibles las más baratas. Así por ejemplo las caballas en verano son muy baratas cuando yo las considero un manjar.
- La capacidad de generar dinero: Todo aquello que es capaz de generar dinero, automáticamente se aprecia enormemente. El dinero llama al dinero. Y así, Cristiano Ronaldo gana cantidades ingentes de dinero, fundamentalmente porque luego genera cantidades aún mayores.
Por lo tanto el dinero en sus tasaciones tiene importantes sesgos.
El problema es que el dinero es una parte tan intrínseca de nuestro día a día y de la forma que está estructurada la sociedad, tendemos a simplificar y solemos utilizar el dinero como vara de medir de casi todo sin tener en cuenta los sesgos.
Por eso nos parece que las angulas son mejores que las sardinas, simplemente porque cuestan más, no por su sabor, propiedades nutricionales y versatilidad en la cocina. Y por eso gana mucho más un banquero que un profesor, por que genera mucho más dinero a su vez.
En cualquier caso, esto no es nuevo, ya lo decía Antonio Machado en uno de sus proverbios:
Todo necio/ confunde valor y precio
El problema es que una herramienta que nos sirve para cotizar productos, servicios, la usamos también para valorar a las personas.
Hoy os planteo que dejemos el dinero para o que sirve (intercambios comerciales) y empecemos a valorar las cosas y sobre todo a las personas por una medida bien distinta: lo que aportan o han aportado a la sociedad.
Con este criterio, los médicos y profesionales sanitarios, los profesores y educadores, las madres que han cuidado de sus familias, otros cuidadores, algunos funcionarios y políticos, subirían automáticamente a las primeras posiciones del ranking.
También las familias que traen niños para que nuestra sociedad siga existiendo, las personas mayores que han trabajado muchos años por mejorar nuestra sociedad…
¿Qué os parece a vosotros? ¿Os apuntáis a cambiar la lente con la que valoramos a la gente? Os recomiendo que os la pongáis mañana al salir de casa y lo empecéis a mirar todo con otros ojos.
Yo llevo ya tiempo haciéndolo así y creo que tengo una perspectiva más humanística y bonita de la vida.
Gracias por la reflexión, creo que tienes muuucha razón.
Me alegro de que te haya gustado. Muchas gracias por hacérmelo saber. Un beso.
Qué bonita reflexión, creía era algo utópico y no lo había puesto en práctica… pero me encanta el reto de valorar realmente a las personas y la vida en general; es verdad que El dinero ha formado parte de nuestro día día y a veces creemos erróneamente que no existe más nada, y que es la única herramienta para medir TODO.
¡Qué bien Beatriz! Me alegro mucho de que esta reflexión te haya inspirado. Un abrazo,
Rita