Cómo prevenir y reaccionar ante un ahogamiento infantil

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¿Sabías que los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo? ¿O que suponen un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos? La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo advirtió hace unos días en un comunicado en el que pedía supervisión y vigilancia para los pequeños, los más vulnerables en espacios como piscinas y playas para evitar cualquier ahogamiento infanitl.

Porque aunque los números facilitados por la OMS son globales, y por eso en ellos se incluyen tanto niños como mayores, a escala mundial los índices de ahogamiento más elevados corresponden a niños de 1 a 4 años de edad, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años. De hecho, en algunos países como Australia, Bangladesh o China, el ahogamiento es la primera causa de muerte en menores.

Por eso, ahora que se acerca el verano, lo más importante es extremar las precauciones para evitar cualquier susto. Aunque estemos atentos, bastan unos segundos para que perdamos de vista a los niños, y ahí es donde está el peligro. Por eso, la primera recomendación de los especialistas es que estemos alerta cuando vayamos con los peques a la playa o a la piscina, incluso aunque haya socorristas vigilando.

Cómo prevenir un ahogamiento infantil

Nuestra colaboradora, la pediatra Mariela Ghiggi de Emergencias Infantiles, nos ofrece algunos consejos para extremar la prevención, la mejor herramienta contra estos accidentes:

  • Procura que tus hijos aprendan a nadar, a ser posible con un profesional.

  • Supervisar, supervisar y supervisar. Es la única forma de asegurarnos que están bien. Eso implica vigilarlo constantemente y de forma activa. Recuerda que aunque ya sepan nadar, siempre está bien mantener la vigilancia, sobre todo en el mar, donde las corrientes pueden jugar una mala pasada. Una simple llamada al móvil puede lograr distraernos y hacernos perder eficacia en la vigilancia.

  • Enséñales a pedir auxilio y a respetar las indicaciones de los socorristas ya sea en la piscina, en el mar o en un lago.

  • Adviérteles que no deben hacer falsas señales de socorro como diversión. Es importante que entiendan que con el peligro no se juega.

Pero por si acaso nos tuviéramos que enfrentar a una emergencia relacionada con un ahogamiento, también es buena idea saber cómo actuar.

Cómo actuar ante un ahogamiento infantil

Según explica la primera reacción debería ser pedir a alguien que llame a emergencias (112 si estás en España). Es recomendable que siempre lo tengáis a mano. Yo concretamente lo he apuntado en mi dommuss para que lo tengamos todos disponible por si acaso en el momento de los nervios se nos olvida y para que también lo tenga la cuidadora de la lenteja.

teléfono emergencias España 112

Inmediatamente después de pedir que llamen a emergencias, debes iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar. La supervivencia del niño y su pronóstico neurológico dependerán de la asistencia recibida durante los primeros minutos, y por eso, cuanto antes apliquemos las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) básica, más posibilidades habrá de obtener un buen desenlace.

No tengas miedo, no le harás ningún daño. Al contrario, lo que haría más daño al niño sería no realizar estas maniobras. En este artículo del Hospital San Joan de Deu explican de forma sencilla cómo aplicarlas. No se realiza igual la RCP en niños que en mayores así que dedica 5 minutos a echarle un vistazo.

¿La razón? Aportando oxígeno podremos intentar reanimar al pequeño. “Pese a muchos mitos, el objetivo de la atención en este tipo de accidentes no es lograr que el niño vomite o expulse el agua, sino administrarle oxígeno a la mayor brevedad posible”, explica Ghiggi.

Lo ideal sería que todos recibiéramos formación en RCP, para lo que organismos como Protección Civil imparten talleres en jornadas y eventos relacionados con la salud. Así que si puedes, apúntate a alguno de estos talleres. De esa forma te sentirás más segura en caso de que ocurra una emergencia. Ya lo dice el refrán: ¡más vale prevenir que curar!

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