Amor: una deliciosa receta de tres ingredientes

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Un día a día agradable, un ilusionante futuro en común y un gran potenciador. Así veo yo el amor.

Hoy es el día de San Valentín, el día de los enamorados y aunque no es un día que tengamos mucha costumbre celebrar, da igual… qué buena excusa para pensar, hablar y sentir el amor. Porque, aunque suene muy cursi, es así: el amor es uno de los grandes motores de la vida. Es de las cosas que más llenan, que más nos movilizan y nos hacen sentirnos plenos y disfrutar. Muchas veces pienso cómo les hablaré a mis hijos de los temas importantes de la vida y el amor, es sin duda, unos de ellos.

El caso es que las cosas que a veces parecen enormemente complejas, se pueden resumir de la forma más sencilla. Y en este sentido, creo que cuando sean más mayores y empiecen a tener preguntas sobre el amor o empiecen incluso a experimentarlo en su propia piel, les contaré que como yo lo veo, hay tres ingredientes esenciales para saber si hemos dado con la receta del amor: que el día a día junto a la otra persona sea agradable, que tengamos valores y proyectos de vida que puedan marcar un futuro en común, y que la otra persona nos ayude a lucir una gran versión de nosotros mismos y no lo contrario.

Un día a día agradable

Sé que parece una perogrullez pero cuántas veces hemos estado en relaciones en las que todo parecía que tenía sentido (encajaba el estilo de vida, los amigos, el planteamiento del futuro, etc) pero que por lo que sea, el día a día era complicado. A veces es cuestión de carácter. A veces, de manías. La verdad es que no lo sé. Lo que sí sé es que al final, cada día vivimos un día y es la suma de estos días la que conforma la vida. No hay que subestimar por tanto la relación del día a día. Porque muchas veces son las pequeñas cosas las que nos hacen poder disfrutar de la vida.

Ojo, no se trata de nunca tener un enfrentamiento o enfado, que es inevitable. Simplemente es valorar si el día a día es agradable con esa persona al lado. Y la respuesta debería ser: sí. 

Un futuro ilusionante en común

La vida es muy larga y da muchas vueltas. Afortunadamente (si no, menudo rollo). No se trata de que tengamos una imagen precisa de nuestro futuro común pero sí que no tengamos valores y aspiraciones que claramente nos vayan a llevar por caminos distintos.

Si uno quiere ser médico en Angola y el otro ni se plantea salir de su barrio, ¡alerta!. Si uno quiere tener hijos y el otro ve un bebé y sale corriendo, ¡alerta! ¡alerta!. Si ambos quieren tener hijos pero uno quiere que vayan a un colegio tradicional inglés y el otro se plantea un cole en el campo, ¡alerta!. Es importante hablar de estos temas con antelación, saber cuán importantes o cruciales resultan para la otra persona porque si no se ha hablado previamente, cuando se presentan estas diferencias suelen ser irreconciliables.

Y hablamos de las cosas realmente importantes de la vida. En el resto, pues como con todo, iremos negociando y adaptándonos a las circunstancias. Y unas veces se harán las cosas como quiera uno y otras al contrario.

Un potenciador

Y aquí tampoco pensemos que de repente la otra persona nos va a transformar, ni mucho menos. No se trata de eso, no sería positivo. Los responsables de nuestro desarrollo y crecimiento somos nosotros mismos. De lo que se trata es de que de como uno es, sin cambiar, sea su mejor perfil el que salga a relucir con la persona con la que comparte la vida. Que nos inspire, que nos ayude o refuerce cuando lo necesitamos… Y al contrario. Nosotros también a la otra persona. Que sea un espejo donde mirarse y verse mejor, alguien a quien admirar, de quien aprender… Y sobre todo, sobre todo, que no sea al contrario. Que no saque el chuqui que de alguna forma todos llevamos dentro. En definitiva, que nos sume y no que nos reste. Que 1+1 sean 3 y no 1,5.

A los que estéis enamorados, os deseo que disfrutéis de este día de San Valentín y a los que no hayáis todavía encontrado el amor, que cuando lo encontréis os haga disfrutar en vuestro día a día, os acompañe en los avatares de la vida y os potencie.

Yo tengo la enorme suerte de haber encontrado a esa persona que para mi tiene todos los ingredientes de la receta. Y digo la suerte, con mayúsculas, porque si no es por a la fortuna, difícilmente nos podríamos haber encontrado. Esa persona que me hace el día a día fácil y agradable, con la que comparto un futuro que nos ilusiona a los dos por partes iguales y que me potencia, me apoya en todos mis proyectos por locos que sean, cree en mí y me anima cuando lo necesito… No sé si todos los días, igual estaría mintiendo, pero sí sé que muchos, muchísimos días, pienso lo afortunada que soy y lo feliz que me siento a su lado.

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